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La llama que nunca muere se reinventa por pasión y obligación

MVDP. Cuatro letras que han revolucionado el mundo del ciclismo en apenas unos meses. Se podía esperar un buen rendimiento debido a su desempeño en su modalidad originaria, pero quizá no tal torbellino que se ha llevado por delante a los grandes favoritos a ganar en las Ardenas o en Flandes. Mathieu Van der Poel, ya por todos conocido no solo por ser el hijo de Adrie Van der Poel, ganador de Amstel, Lieja, De Ronde, San Sebastián y París Tours; y nieto de Raymond Poulidor, ganador de Vuelta a España, Milán-San Remo, Flecha Valona, siete etapas en el Tour, dos Dauphiné, dos París-Niza y cinco Critérium Nacionales; sino por haber demostrado ser un auténtico portento en todas las modalidades en que ha competido. Líder del ranking UCI de ciclocross, acababa de finalizar en febrero una temporada estratosférica e inmejorable venciendo en 30 de las 32 pruebas en que compitió, demostrando en todas ellas una inmensa superioridad sobre el resto de rivales, mediante remontadas desde la cola del grupo o alejándose en los primeros metros de carrera y recorriendo toda la prueba en solitario hasta meta. Solo le faltó ganar la Copa del Mundo, ya que renunció a disputar tres de sus pruebas. Alzó los brazos en las ocho rondas del Superprestigio, algo solo logrado anteriormente por Sven Nys. También se impuso en el Trofeo DVV y cosechó los maillots de campeón nacional de Países Bajos y de campeón europeo. El único premio que se le había resistido en la pasada campaña donde también dominó de principio a fin fue el de campeón del mundo, pero esta vez reeditó su victoria de 2015 en la que se impuso con solo 20 años y en su debut con los profesionales. En esta ocasión fue la ciudad danesa de Hoogerheide la que vio alzarse de nuevo al campeón neerlandés. Nada pudieron hacer para frenarle sus principales rivales de la temporada, Wout Van Aert, lastrado por los problemas contractuales con su ex equipo a finales de año, y Toon Aerts, quien culminó su mejor campaña personal con hasta seis victorias.

Siempre ha recalcado que sus prioridades son el ciclocross y el ciclismo de montaña, este año decidió hacer una incursión en las pruebas de ruta de primavera. Sus cualidades se adaptaban perfectamente a los recorridos plegados de cotas y adoquines de terreno belga y holandés. Además, su equipo, el Corendon Circus, con quien había renovado hasta 2022 por la libertad que le ofrecen en él para alternar las tres modalidades, ascendió este año a la categoría continental profesional. Esto no le

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II Trofeo XCO Aldedos Burgos, competición de Mountain Bike disputada

en El Castillo de Burgos. Fuente: Daniel Montes López

permitiría correr en todas las pruebas de forma automática, pero sí que recibiría invitación para hacerlo en la mayoría de ellas. Sus primeras apariciones en la ruta fueron allá por 2012, con solo 17 años, donde ganó la Ronde des Vallées. Un año después conseguía una decena de victorias, culminando la temporada con el oro mundialista en categoría Junior en Florencia. Su primera victoria entre los profesionales llegaría al sprint en la Ronde van Limburg de 2014. Tras ganar varias pruebas .2, se impuso en los Boucles de la Mayene de 2017 y ganó la segunda etapa del Baloise Belgium Tour por delante de Philippe Gilbert. En 2018 reeditó el triunfo en la carrera francesa y en Limburgo, además de conseguir dos etapas de la Artic Race de Noruega, dejando clavados a sus rivales en las pronunciadas llegadas de tierras nórdicas. Sin embargo, la mayor sorpresa la dio en el campeonato nacional de ruta el cual arrebató a su compatriota Danny Van Poppel. Apenas un mes después estuvo a punto lo propio con Matteo Trentin en el Europeo. En esta ocasión fue segundo tras el velocista italiano y por delante de su gran rival Wout Van Aert. El belga, la otra gran estrella del ciclocross y anterior campeón del mundo, también inició su paso por la ruta de joven y de forma exitosa, ganando en 2016 el prólogo del Tour de Bélgica ante Tony Martin y la clásica Schaal Sels. El año siguiente sumó a su palmarés otras tres carreras de un día y en 2018, tras enfundarse el maillot arcoíris en su disciplina de origen, debutó en las grandes clásicas de primavera, siendo tercero en la Strade Bianche que ganó Tiesj Benoot. Además de rendir a un nivel altísimo dejó una de las imágenes para el recuerdo al irse al suelo ante la dureza de las rampas de la llegada a Siena. En las semanas siguientes terminaría décimo en Gante-Wevelgem, noveno en el Tour de Flandes y decimotercero en París-Roubaix. En la segunda mitad del año ganó el Tour de Dinamarca y, al inicio de la temporada de ciclocross rompió su contrato con el equipo Vérandas Willems-Crelan ante las desavenencias con la dirección del equipo por la futura fusión de este con el conjunto Rompoot. Esta situación hizo que su paso por el barro fuera muy inestable, consiguiendo únicamente cuatro victorias en pruebas en las que no compitió Van der Poel. En marzo se unió finalmente al equipo Jumbo-Visma, del World Tour, y repitió una buena temporada de clásicas, siendo tercero en Strade Bianche, sexto en Milán-San Remo y segundo en la clásica E3.

Este mismo 2019, Van der Poel también quiso debutar en estas carreras y lo hizo de forma espectacular, asombrando a aquellos que no le conocían. Debutó en Nokere Koerse con una caída en la llegada que hizo saltar todas las alarmas al ser evacuado en camilla, pero que fue menos grave de lo esperado. Sin apenas descanso y aún dolorido, puso rumbo a los caminos de tierra franceses en los que ganó el Gran Premio de Denain. Tras ello fue cuarto en el sprint de Wevelgen en el que se mostró entre los mejores, ganó su primera World Tour, A través de Flandes, y se dirigió a De Ronde. En el gran monumento belga sufrió dos caídas consecutivas que le hicieron protagonizar una gran remontada para alcanzar al pelotón del que saltaría Bettiol en pos de la victoria. Mathieu terminaría cuarto en el grupo de favoritos. No corrió Roubaix al no estar invitado el equipo y en su lugar ganó la primera etapa del Circuito de la Sarthe. En la transición a las Ardenas, donde solo correría Amstel, pasó por la Flecha

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Cicloturistas ascienden el Kapelmuur en los días

previos al Tour de Flandes de 2019.

Fuente: Juan M. Clavijo

Brabanzona, la cual también ganó ante tres de los mejores del mundo en ese tipo de terrenos: Alaphilippe, Wellens y Matthews. Como despedida a un año increíble, ganó también la clásica cervecera dejando otra imagen que pasará a la historia y que hizo ponerse en pie a todos aquellos que veían la carrera por televisión. A falta de solo dos kilómetros perdía más de un minuto con respecto a la pareja de cabeza. Comenzó a tirar de su grupo en solitario, fue dando caza a todos los corredores que tenía por delante, alcanzó en los últimos 500 metros a los líderes y sin pausa lanzó un sprint en el que superó a Alaphilippe y Fuglsang y a todos aquellos que venían a su rueda.

Estos ciclistas han demostrado que la compatibilización de dos disciplinas, o incluso tres, en el mismo año, al tener un calendario totalmente diferente, es posible. En invierno compiten ciclocross o en pista y en verano lo hacen en ruta. Ya algunos corredores de la pista habían dado el salto a la carretera y volvían al velódromo a finales de año. Sería el caso de Bradley Wiggins, Theo Bos, Roger Kluge o Filippo Ganna o grandes velocistas como Fernando Gaviria, Elia Viviani o Mark Cavendish. Lo mismo ocurriría en el ciclocross con corredores como Clément Venturini, Steve Chainel, Marianne Vos o Christine Majerus. Otros como Lars Boom o Zdenek Stybar, campeones del mundo de la disciplina, se centraron mayoritariamente en la ruta tras su paso por el ciclocross. La duda podría surgir en torno a las ventajas e inconvenientes que pueda suponer que el ciclista no se centre desde joven en un único terreno y alterne varios, ya que el entrenamiento y los aspectos a pulir en cada uno de ellos son totalmente diferentes. Van der Poel ha dejado claro que él no tiene ningún problema en ese sentido, pero el resto de ‘mortales’ podrían quizá obtener mejores resultados centrándose únicamente en solo una modalidad. Ángel Fuentes cree que únicamente unos pocos grandes casos como es el propio Peter Sagan, que acudió a la prueba olímpica de Mountain Bike, pueden alternar unas y otras, ya que son “prodigios de la naturaleza” que lo harían bien en cualquier deporte. Su compañero Álvaro Robredo, al contrario que este, sí que ve factible alternar varias disciplinas: “Cada vez se abre más el abanico y puedes salir de hacer sólo una. Uno coge la bicicleta de montaña, otro la de ciclocross y otros incluso se van a la nieve a hacer esquí de fondo o de travesía”.

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II Trofeo XCO Aldedos Burgos, competición de Mountain Bike disputada

en El Castillo de Burgos. Fuente: Daniel Montes López

Óscar Pujol, quien actualmente, tras colgar la bicicleta de carretera, compite de forma esporádica en pruebas de ciclocross o en eventos esporádicos como la Titan Desert, acaba de unirse a un equipo de triatlón. Él lo ve atractivo por ver cómo serán capaces de competir aquellos que cambian de una a otra modalidad, aunque recuerda que se debe mantener una preparación muy cuidada que permita al ciclista llegar fresco a la carretera, ya que la duración de las pruebas es cuatro o cinco veces mayor y con una continuidad en el esfuerzo diferente. Adrián González considera que la edad en la que mejor se disfrutan todas las disciplinas es la etapa de escuelas, cadetes o juveniles. En ella no se está centrado totalmente en una modalidad y puede ayudar a adquirir una técnica mejor sobre la bicicleta y saber actuar antes las caídas: “Al final todas las disciplinas entrenan en carretera. En un velódromo igual puedes entrenar algo más específico, en el monte solo la técnica, pero para hacer entrenos de fuerza o umbral, la gente usa la carretera”. Tras esos años de probaturas, se escoge un camino más centrado. Desde su puesto como presidente de la Federación de Ciclismo de Castilla y León, Mariano Palacios anima a los jóvenes a probar todos los tipos que acabarcan este deporte y va a tratar de que los niños de las escuelas puedan acudir, al menos un día al año, al velódromo de su ciudad: “Allí es donde más técnica se coge. Se aprende a rodar sobre los peraltes e ir en un gran pelotón”. La ciclista arandina Sara Martín practicó de joven otros deportes como el triatlón y cree que es lo mejor que pudo hacer a esa edad. Defiende que las estrellas no tienen por qué ser aquellas que hayan hecho lo mismo toda su vida, ya que incluso puede acabar cansando y aburriendo: “Hasta junior deberían probar de todo, porque nunca se sabe dónde puede estar tu sitio, qué se te puede dar mejor o dónde puedes disfrutar más. Yo dejaría total libertad a los niños”. En ello concuerda Rodrigo Araque: “Puede que de la otra manera consiga mejore resultados, pero quizás así el joven no sea feliz y rinda aún peor”.

Práctica y presencia mediática de otras modalidades y la posibilidad de compatibilizar varias (Caso de Van der Poel o Van Aert)

Lo que no lleva a muchos jóvenes a practicar estas otras modalidades es el poco conocimiento que se tiene de ellas por la escasa o casi nula presencia mediática con que cuentan. Cuando una persona piensa en el ciclismo, probablemente venga a su mente cualquier imagen de una prueba en carretera como el Tour o la Vuelta, ya que del resto de modalidades no ha oído apenas hablar. Quizás sí del ciclismo en pista, que ha tenido una mayor tradición en España o del ciclismo de montaña, MTB o BTT por sus siglas en inglés y español. De los velódromos salieron medallistas olímpicos como Joan Llaneras o Leire Olaberría, y del campo a través José Antonio Hermida o Carlos Coloma. Albert Torres o Sebastián Mora también han coleccionado medallas en los últimos europeos y mundiales. Pero es frecuente que se desconozcan las pruebas que componen uno y otro, como el Keirin, Omnium, Scratch o Madison, en otros, en el caso del primero; y el cross county o el descenso en el segundo. El BMX, el ciclocross, el trial o incluso el ciclismo artístico o el ciclobol, son prácticas más minoritarias, sin tanto

calado y arraigo, que salen a la palestra cuando aparece un gran campeón como Van der Poel que lo populariza y crea en los más pequeños el deseo de presenciarlo y practicarlo. En Burgos se encuentra Martín Mata, uno de los mejores del ciclocross y BTT español, pero su desempeño, por desgracia, no es tan espectacular, “ni vende tanto como otros”, señala el periodista local Samuel Gil. Él llegó a practicar pruebas de descenso unos años atrás y recomienda a la gente acudir a verlas en persona: “También es ciclismo y permite completar la nómina de los amantes de las dos ruedas que no solo tienen interés en pedalear hacia arriba sino también hacia abajo”.

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II Trofeo XCO Aldedos Burgos, competición de Mountain Bike disputada en El Castillo de Burgos. Fuente: Daniel Montes López

Cabe tener en cuenta que la situación cambia mucho entre unos países y otros, ya que en Bélgica y Países Bajos, el ciclocross es seguido por miles de personas y las pruebas están abarrotadas de gente que incluso paga para acceder al recinto en que se desarrollan las pruebas. Esto es debido, en parte, a que, como las define Araque, son ‘modalidades agradecidas’, ya que permiten ver a los 400 o 500 corredores de las diferentes categorías pasar en nueve o diez ocasiones cada uno, de forma contraria a la carretera, donde solo pasan una vez y durante unos segundos. Adrián, en referencia a la pista, tiene la sensación de que su fomento desde los organismos ciclistas y los medios de comunicación se deja un poco a un lado: “Parece que a nivel profesional sus resultados no están muy valorados”. En cuanto al ciclocross, sí que cree que los resultados conseguidos internacionalmente por Felipe Orts, Ismael Esteban o Aida Nuño está incentivando a que los clubes trabajen más esta modalidad y que permitan a los corredores de carretera doblar su calendario, ya que antes se tenía mucho miedo a posibles caídas y lesiones. En los últimos años la labor desarrollada ha hecho aparecer a jóvenes como Iván Feijoo, Carlos Canal o Luisa Ibarrola. La creación anunciada por la UCI de cara a 2023 de un ‘Super Mundial’ en el que, cada cuatro años, todos los tipos de ciclismo celebren de forma conjunta en espacio y fechas su propio Campeonato del Mundo puede resultar igualmente beneficioso para el deporte en su conjunto. Heri Frade que es una situación coyuntural de nuestro país, donde siempre se ha visto el ciclismo de carretera: “Al español le cuesta mucho ver un deporte sin identificación con alguien, sin banderas”. Si aparece un ciclista carismático y con buenos resultados en esas disciplinas, que sepa venderse en redes sociales, que lo convierta en producto mediático y espectacular, que sepa ganase a las cámaras y que patrocine una marca famosa, “si se alienan unos cuantos planetas”, podrá convertirse en un deporte de éxito a nivel nacional. Este sería el caso de Javier Fernández, que ha convertido un deporte muy minoritario como el patinaje artístico en un evento capaz de agrupar a 300.000 personas para ver su actuación en Navidad: “Es un ganador que empezó a ganar en un deporte en el que nunca habíamos hecho nada. Ha roto muchas barreras y ahora todo lo que propone es un éxito, ha sido un caso extraño, no es fácil ganarte un hueco en el corazón de la gente y él sí que lo ha hecho”.

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Carril bici del Bulevar de Burgos.

Fuente: Daniel Montes López

Más allá del crecimiento de unas disciplinas concretas u otras, el ciclismo en su conjunto parece mantener la línea ascendente de crecimiento. Quizá no es ya el deporte que fue hace años o incluso décadas en el que todos los niños conocían a corredores como Induráin y donde los medios hacían auténticas exhibiciones técnicas en sus despliegues mediáticos para cubrir durante horas las grandes vueltas. Ahora la práctica aficionada y el seguimiento del ciclismo profesional no van tan ligados. Hay quienes siguen las carreras y se informan tanto como pueden, pero no tienden a coger la bicicleta y emular las etapas que ven en televisión, de la misma manera que hay muchos jóvenes que cogen su bicicleta para ir por el monte o la carretera como cualquier otra práctica deportiva en el tiempo de ocio, pero que no conocen a los últimos ganadores del Giro de Italia. “Los que salen, salen siempre. Haga bueno o malo, sean ya mayores o no, las carreteras están llenas”, puntualiza Mariano Palacios. Las grupettas de todas las edades son un elemento inherente a toda carretera nacional o comarcal.

Al contrario que en las carreras profesionales, donde Álvaro Robredo cree que puede haberse reducido la cifra de asistencia a raíz de la informatización que permite seguir todo por televisión en lugar desplazarse a la carretera, en el cicloturismo ocurre todo lo contrario. La ciclista vallisoletana Isabel Martín se alegra de que la cifra de mujeres que sale en estas grupettas sea cada vez mayor y ha visto un incremento entre los padres de hijos ciclistas que han comenzado a montar en bicicleta a raíz de apuntar a sus hijos a las escuelas de formación. Roberto Mena, periodista de El Correo de Burgos, añade a este crecimiento el de las personas que lo utilizan como modo de desplazamiento por la ciudad, ya que la bicicleta no siempre ha de ir ligada a la práctica deportiva. Otro aspecto positivo del ciclismo, al igual que ha ocurrido recientemente con el running, es que permite a mucha gente ajena al ciclismo como espectáculo, mantener una vida sana y en movimiento. En países como España hay ciudades que apuestan mucho por el turismo en torno a la bicicleta, creando rutas y dando facilidades a quienes emplean este medio de transporte. Viajeros llegan desde el extranjero para recorrer zonas de Mallorca, Gerona o Alicante al igual que hacen los profesionales en sus concentraciones: “Si lo cuidásemos un poco podríamos crecer mucho. Tenemos un buen clima, carretera e historia del ciclismo”, recuerda Óscar Pujol. Por ello, Heri Frade remarca que si ciudades como Madrid quieren ser cómo Ámsterdam en cuanto a su respeto por el ciclista, se debe hacer un trabajo de muchos meses que vaya más allá de pintar un carril bici que vaya al lado de la carretera sin ningún otro elemento divisor que lo separe.

El cicloturismo se encuentra en auge y así lo atestiguan las listas de inscripción que incluyen un límite de participantes ante las cantidades de gente que trata de apuntarse a ellas. Para unos son largos paseos en compañía a lo largo de los cuales poder apreciar el paisaje de la zona y para otros, algo que no gusta a muchos, una pequeña competición en la que medir fuerzas con otros ‘globeros’ en el ascenso de un puerto o en un recorrido de muchos kilómetros en el que no hay vehículos que impidan ocupar el ancho de la carretera y rodar en grandes grupos: “A la gente le gusta ir, probarse y picarse con los amigos de la grupetta. Eso le da vidilla y me parece bien”. Las más reconocidas como la Quebrantahuesos, la Bilbao-Bilbao, Los 10.000 del Soplao, la Gran Fondo La Mussara o la Marcha Internacional Perico Delgado llegan a albergar entre 8.000 y 10.000 participantes elegidos a sorteo entre todos los inscritos a lo largo de recorridos que llegan a superar los 200 kilómetros. Es por ello que algunos prefieren acudir a pruebas menos masificadas, como la organizada por Íñigo Cuesta, limitada a 600 personas. Se están creando igualmente pruebas de varios días o competiciones por parejas y todas ellas muy bien organizadas: “Son una oportunidad de hacer a tu ritmo un recorrido bonito, ver sitios distintos y disfrutar el día con amigos”, explica Adrián.

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Los aficionados esperan en la cima de Picón Blanco la llegada de los ciclistas en la tercera etapa de la Vuelta a Burgos 2017.

Fuente: Daniel Montes López

En España en los últimos años la práctica aficionada del ciclismo de montaña ha crecido a raíz de los accidentes que han alejado de la carretera a algunas personas que acostumbraban a salir por ellas y que ya no se sienten completamente seguras sobre el asfalto y cerca de los vehículos que pasan cada minuto. Con las marchas cicloturistas puede haber ocurrido algo similar, ya que permiten recorrer las carreteras cuando se encuentran cortadas al tráfico habitual que pasa por ellas. César Cortes considera que quienes salen “son unos valientes” e Isabel Martín recuerda el caso de Jesús Negro y Aitor Martínez, dos hombres atropellados en Valladolid en 2016. El primero de ellos falleció y el segundo cogió desde entonces pánico a la bicicleta, especialmente por el miedo que sufrirían sus amigos y familiares si lo hiciera. Otras ciclistas como Sara Martín reconoce con pesar que no esto no debe ser un impedimento y que siempre queda la alternativa de circular por carreteras menos transitadas: “No tienes más remedio. No es una solución quedarse en casa si te gusta montar en bici”. El periodista Roberto Mena, también cicloturista habitual, admite que aún no tiene miedo porque no ha tenido ningún accidente, pero sí que va “con mil ojos” cuando los coches pasan muy cerca porque “si

pasa algo, tienes las de perder siempre”. “Últimamente cuando escuchas que un coche viene por detrás miras un poco de reojo no vaya a ir de directo hacia ti. Desde que vi el atropello a Dani Rovira, cada vez que escucho coches por detrás pienso en si vendrán con el móvil y no me habrán visto”, relata de forma similar Ángel Fuentes. El burgalés sí que ha notado un ligero aumento en el respeto general hacia el ciclista como resultado de las informaciones aparecidas en los medios, pero aún se siente mucho más seguro cuando circula por una carretera con arcén que por una sin él. Una solución podría pasar por limitar el paso por ciertas carreras durante los fines de semana a solo personas que monten en bicicleta.

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El Alto del Castillo, ascensión habitual en las últimas ediciones de la Vuelta a Burgos.

Fuente: Daniel Montes López

Es por ello que debe ser un motivo de celebración para el ciclismo ver cómo otras disciplinas crecen como motivo de los éxitos de una generación de profesionales o por la generalización del uso de la bicicleta como forma de mantener una vida sana, pero no porque la gente haya tenido que ‘refugiarse’ en ellas por el miedo a rodar en carretera. “Fallos podemos tener todos, pero lo que no puede pasar es que gente duplicando la tasa de alcohol o drogada, se haya llevado por delante un grupo entero. Debería estar mucho más penalizado de lo que está, porque no es un despiste. Además, muchos se van del lugar sin ayudar. Hay que educar a los conductores que no somos tampoco sus enemigos. Tanto el ciclista como el conductor tienen que comportarse”, expone convencido Roberto Mena. Nuevas medidas como la impulsada por Anna González que endurece las sanciones contra atropellos en carretera son un paso adelante que no debe caer en roto para permitir que la elección de una modalidad u otra se deba al gusto propio por la montaña o la carretera y no a la peligrosidad que exista en torno a ellas.

Crecimiento de la práctica ciclista entre jóvenes, miedo por atropellos y participación en marchas cicloturistas

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© 2019. Creado por Daniel Montes López

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