
Una apuesta necesaria con mucho que ofrecer
El deporte femenino vive su mejor época o, al menos, está ganando la presencia mediática que no había tenido anteriormente. Durante los últimos años ha crecido la cobertura televisiva de eventos deportivos practicados por mujeres. El fútbol ha sido el principal pilar en torno al que han comenzado a ponerse en valor numerosas disciplinas cuyos resultados quedaban en muchas ocasiones olvidados. La Liga Iberdrola ha sido retransmitida este año por tres canales, tanto gratuitos como en plataformas de pago: Gol, beIN La Liga y #Vamos. Cada jornada hasta cuatro partidos se podían ver en abierto, sumados a los que emitieran cadenas autonómicas o en plataformas de streaming, como hace el Athletic, quien retransmite a través de YouTube todos los partidos que su equipo femenino juega como local. La Copa de la Reina y la Liga de Campeones también se pudieron seguir a través de las pantallas de los televisores de todo el país. Igualmente, se pudo ver cómo la selección sub 17 lograba en un mismo año ganar los dos mayores títulos de selecciones: en Lituania conquistaba su cuarto europeo y en Uruguay, el primer mundial de su historia. Este mismo año 2018, la selección femenina absoluta de baloncesto lograba la medalla de bronce en el mundial, el cual se unía al oro conseguido en el europeo de 2017 y la plata olímpica de Río 2016. En hockey sobre patines, deporte en el que España siempre ha cosechado buenos resultados, conquistaban su quinto europeo consecutivo y en Waterpolo conseguían el oro en su primera participación en los Juegos Mediterráneos. En cuanto a nombres propios, Carolina Marín obtenía su tercer campeonato del mundo, Lydia Valentín volvía a ganar tanto europeo como mundial y Ana Carrasco, piloto de Supersport 300 y con pasado en Moto3, era la primera mujer en ganar un campeonato del mundo de motociclismo, consiguiendo in extremis los puntos necesarios para ganar el título en el circuito de Magny Cours.
Sin embargo, no todos los deportes tienen la presencia mediática que pueda estar ganando el fútbol. Esto le ocurre al ciclismo. En 2017, la española Sheyla Gutiérrez ganó una etapa en el Giro de Italia, la más importante y más larga prueba del calendario anual, en la que participan las mejores corredoras del mundo. Pese al logro que supuso, en la mayoría de medios generalistas o deportivos no se hizo eco de este logro o, al menos, no como se merecería. Afortunadamente, cada vez son más las carreras que cuentan con retransmisión televisiva en directo a través de Eurosport o Teledeporte. Además, el ciclismo en España en los dos últimos años está de enhorabuena. El 2017 nacía el equipo Movistar, de forma conjunta al masculino ya existente. España no tenía ningún equipo de la máxima categoría de la UCI, por lo que permitió un gran salto para muchas corredoras, las cuales se reunieron en esta estructura con mucho potencial. Además, en la segunda categoría, los equipos pasaron de dos a cinco, ofreciendo más oportunidades a ciclistas que terminaban su etapa
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Anna Pujol liderando el pelotón en su nuevo equipo, Eneicat.
Fuente: Xabier Sukunza,
cedida por Anna Pujol
de junior de poder correr en el extranjero, donde el nivel es aún mayor. Como guinda al pastel, a carreras ya tradicionales del calendario de la Unión Ciclista Internacional como la Emakumeen Bira o la Setmana Ciclista Valenciana, se unía la Vuelta a Burgos de Féminas, que ascendía de categoría con visos a un nuevo ascenso, esta vez al circuito World Tour Femenino, y la posible próxima creación de un nuevo equipo en esta misma provincia.
Las federaciones, tanto a nivel internacional como nacional y autonómico, están apostando con fuerza por el desarrollo del deporte femenino. Nuevas empresas están llegando a los equipos y, como especula el periodista Juan Clavijo, quien sabe si marcas potentes como Ineos apostarán por crear su escuadra femenina como han hecho también FDJ, Sunweb, Mitchelton, Astana, Lotto Soudal, Trek o Rally UHC. Estos equipos han permitido elevar enormemente el nivel del ciclismo femenino, ya que pueden contar con unos equipos y materiales y una logística de primer nivel. La mencionada aparición de Movistar como equipo de máxima categoría UCI permitía recalar en él a las mejores corredoras españolas. Jóvenes como Alicia González, Eider Merino, Lourdes Oyarbide o Sheyla Gutiérrez, que había despuntado en las clásicas de primavera, llegando a ganar Le Samyn en Bélgica, se unían a ciclistas veteranas como la polaca Malgorzata Jasinska o Mavi García, que afrontaba su cuarto año en el profesionalismo. La potente escuadra telefónica se sumaba a otros dos ya existentes. Bizkaia-Durango, presente en las carreteras desde 2005 formando a ciclistas de toda España y por la que habrían pasado Anna Sanchís, Ane Santesteban, la australiana Shara Gillow, ahora en FDJ o Ana Sanabria, bicampeona de la Vuelta a Colombia. Junto a él, Sopela Women’s Team, antes llamado Lointek, nacido en 2010 y que tuvo en sus filas a la actual campeona francesa, Aude Biannic, y a la

Un auxiliar del equipo Movistar prepara las bicicletas del equipo antes de la carrera. Fuente: Daniel Montes López
estrella del ciclocross español, Aida Nuño. La gran noticia para la cantera llegaba con la aparición este 2019 de dos nuevos equipos de categoría dispuestos a acoger al talento proveniente del ciclismo base. En León nacía el Eneicat Cycling Team, contando en sus filas con Anna Pujol o Paula Sanmartín, ex ciclista del Servetto-Stradalli italiano; mientras en Gerona hacía lo propio el Massi-Tactic Women Team, con la veterana Belén López, subcampeona de España en ambas modalidades, como principal referencia.
Este abanico de oportunidades que se habría en el pelotón nacional ha permitido a ciclistas jóvenes como Sara Martín encontrar un equipo semiprofesional. Ella comenzó corriendo en un equipo masculino de su ciudad, Aranda de Duero, donde solo eran dos chicas. Ahora ella corre en el Sopela Women’s Team y en aquel equipo de formación ya hay cinco chicas entre el resto de chicas. Vivir del ciclismo femenino es más complicado que hacerlo en el masculino, pero esta serie de alicientes puede ayudar a que más ciclistas traten de entrenar duro para intentar dedicarse a ello profesionalmente. Desde la organización de las pruebas se ve una importante evolución en favor de la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres. “Los resultados están por llegar” y cada vez habrá más mujeres que no tengan la necesidad de compaginar el ciclismo con otra profesión o con sus estudios por la falta de viabilidad. En el futuro se podrá comprobar si este ascenso ha sido únicamente cosa de unos años y si, tras él, llega un nuevo bajón, o si, por el contrario, continúa la progresión exponencial, llegando a los logros del fútbol.
El número de carreras es mucho menor que el del calendario femenino, especialmente para los equipos no profesionales que no acuden a muchas carreras internacionales y tienen que limitarse a las de los trofeos nacionales. La organización de pruebas sigue siendo muy costosa y para las personas que las ponen en marcha no resulta nada fácil conseguir los patrocinadores, el personal y el presupuesto necesario La Copa de España está compuesta por siete pruebas, desde marzo hasta julio. Junto a esta, la otra competición más importante es el Torneo Euskaldun, conformado por casi una veintena de pruebas durante gran parte del año. En ambas participan tanto corredoras profesionales como amateur, sin límite de corredoras, para dar oportunidades a todos los equipos del país. Los mimbres del impulso del ciclismo femenino español en los últimos años surgieron, entro otros sitios, de Burgos, donde se celebró una reunión de árbitros de nivel nacional. En el debate estuvieron presentes, entre otros, José Luis López Cerrón, actual presidente de la Real Federación Española de Ciclismo; Marcos Moral, organizador de la Vuelta a Burgos masculina; Roberto Coca, ex presidente de la Federación de Castilla y León de Ciclismo y Rafael Coca, presidente del Comité de Árbitros y responsable de competiciones de la RFEC. Allí se decidieron crear tres pruebas para la Copa de España en tierras castellanoleonesas, la cual se reestructuraría y aumentaría el número de pruebas que la componían. Nacerían pruebas como la Setmana Ciclista Valenciana, la Balmasedako Emakumeen Saria o la Emakumeen Bira. Esta última es la única prueba española del calendario World Tour, junto con la Madrid Challenge organizada por la Vuelta a España. En 2018, en el calendario de la UCI solo había cuatro pruebas españolas, pero en 2019 han nacidos tres nuevas: la Vuelta a Burgos, que asciende de categoría amateur, como carrera de cuatro días, la Vuelta a la Comunidad Valenciana Femenina y la Clásica de San Sebastián, impulsada por la ciclista profesional en pista y ruta Leire Olaberría.
Diferencias de kilometraje, número de pruebas, forma de correr y categoría sub 23
La principal petición de las ciclistas con respecto a las carreras es la relativa a su duración, siempre de uno o dos días, en formato challenge, ya que el recorrido, al contrario que en las pruebas amateur masculinas, termina siendo para sprinters y dando pocas oportunidades a las escaladoras. Comienzan a aparecer vueltas de varios días, especialmente a nivel internacional, pero no pueden aún compararse con una gran vuelta como es el Giro: “No pasa nada porque corramos diez o quince días. Los chicos corren diecinueve”, solicita Isabel Martín. La Vuelta a España femenina creció el pasado año a dos etapas, pero sigue siendo insuficiente. Sí que existió desde los años 90 un Tour de Francia Femenino, la llamada ‘Grand Boucle’, que llegó a durar dos semanas. Con el paso del tiempo se fue reduciendo hasta menos de una semana de competición, hasta que desapareció tras la edición de 2009. La falta de dinero provoca que no haya tantas carreras como se desearía. Lo que podría favorecer un crecimiento de las corredoras sería el ascenso de las carreras a la categoría UCI, como ha hecho Burgos. De esta manera vendrían a competir a España ciclistas internacionales con las que no están acostumbradas a correr las jóvenes de equipos pequeños y de las que podrían aprender mucho. Sara Martín cree que la formación de las jóvenes pasaría también por la inclusión de más carreras en la Copa de España o, al menos, por un cambio en el calendario: “A nivel de base, cadetes y junior, en junio se acaban las carreras, cuando el verano es precisamente la época en que tienen vacaciones escolares y pueden centrarse más en la bicicleta”.
Además del escaso número de días de competición, que pueden quedarse apenas en los 35 anuales, las ciclistas compiten en pruebas con muy poca distancia, lo cual frena su progresión. En las pruebas españolas la mayoría de carreras tienen menos de 100 kilómetros, “lo mismo que llevan corriendo desde juveniles”. Isabel es partidaria de ampliar las etapas a los 140 o 160 kilómetros como se hace en pruebas internacionales como Strade Bianche o Ronde Van Drenthe. Por ello ve bien que la Emakumeen Bira incluya este año una etapa de 150 kilómetros y no cree que sea una distancia excesivamente dura. Anna Pujol explica que el hecho de correr carreras de 60 kilómetros con corredoras junior genera una falta de ritmo cuando se acude a competiciones fuera del país como puedan ser los mundiales o europeos. En el pasado Campeonato del Mundo celebrado en Innsbruck las distancias de los hombres en línea y contrarreloj élite fueron de 253 y 52 kilómetros, respectivamente, mientras que las de mujeres se quedaron en 156 y 28. Estos recorridos, además, son muy suaves y sencillos, en palabras de Sara Martín, por lo que podrían igualarse para alcanzar un nivel más cercano al internacional, donde se aumenta la dureza “lo que haga falta” y se recorren todo tipo de carreteras: “Allí no tienen piedad y cuando corremos nosotras, nos perjudica por la falta de hábito”.

Póster de la edición 2018 de la Vuelta a Burgos de Féminas.
Fuente: Daniel Montes López
La división de categorías es otro de los aspectos a mejorar y que, con un cambio, ayudaría al crecimiento de las más jóvenes. A día de hoy no existe una categoría sub 23 femenina, como si la hay en el circuito masculino, que sirva de paso intermedio al profesionalismo. Las chicas que, con tan solo 18 años, terminan su etapa como junior, tienen que dar el salto directo a la competición con profesionales que pueden tener veinte años más que ellas y por tanto, mayor experiencia y físico. El debate sobre la capacidad que pudiera tener Evenepoel para competir con profesionales con apenas 19 años, en la categoría femenina no existe directamente debido a la falta de un nivel intermedio. Hay corredoras que a esa edad ya están muy desarrolladas y pueden dar un nivel similar al de las profesionales, pero para otras supone un cambio muy radical y complicado de afrontar. A día de hoy solo existe la categoría en los campeonatos europeos y nacionales y se está barajando la posibilidad de incluirlo en los mundiales. En el resto de pruebas, no solo en España, sino en los demás países, únicamente hay una distinción a la mejor corredora sub 23, en forma de un maillot y clasificación distintiva, pero la carrera es la misma para todas las ciclistas que pasan de junior. En otras modalidades como el ciclocross ocurre algo similar y solo se hace una división en carreras muy concretas del calendario. La creación de esta categoría de forma oficial y separada del resto en competición “daría progresión a las jóvenes y las recompensaría cuando consiguieran buenos resultados”, opina Sara Martín, quien se encuentra en esa situación debido a sus 19 años de edad.
La principal diferencia con el ciclismo masculino, de la misma forma que ocurre en otros deportes, es la disparidad en los salarios, mucho más altos en el caso de los hombres. Además de las propias cifras, también en cuanto a la cantidad de corredoras que reciben uno. En proporción son muy pocas las ciclistas que tienen un salario fijo que les permita dedicarse exclusivamente a la práctica deportiva como profesión. Únicamente aquellas que pertenecen a los mejores equipos pueden hacer de la
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bicicleta su modo de ganarse la vida. En España este solo sería el caso del equipo de Movistar. Por ello la mayoría de ciclistas son muy jóvenes, ya que muchas de las veteranas se ven obligadas a dejarlo al llegar a una edad al no contar con un sustento que les permita cubrir sus gastos diarios. El resto de corredoras de equipos UCI pero de menor nivel no reciben únicamente reciben los premios ganados en carrera o los pagos de los viajes, alojamientos, bicicletas, ropa y todo tipo de material necesario. Estas cantidades que reciben las corredoras que vencen en las carreras en sus diferentes clasificaciones son también menores que en las mismas pruebas en su versión masculina. Sara explica que los nuevos reglamentos están tratando de igualar las cantidades, pero “es muy difícil conseguirlo, ya que todo leva su proceso”. La mencionada falta de días de competición también es muy diferente a la situación del calendario masculino, que cuenta con casi 200 jornadas más al año. El escaso número de carreras tampoco atrae a patrocinadores debido a la poca visibilidad que obtendrían para sus marcas. Isabel, pese a ello, cree que ellas
Isabel Martín, ciclista profesional del equipo Bizkaia-Durango.
Fuente: Isabel Martín
pueden dar el mismo espectáculo si se les da la posibilidad: “Sin la ayuda de las empresas e instituciones no se pueden pagar sueldos, ni hacer carreras. Falta que la gente se meta más y que abra sus puertas al ciclismo femenino para que podamos crecer”. Esta espiral termina afectando a todos los ámbitos del deporte y genera también, salvo en zonas como el País Vasco, una falta de público que acuda a las pruebas a animar a las ciclistas. Juan Clavijo defiende igualmente que esa puede ser la clave que permita a ambos crecer juntos y contentar a todos.
Una posible situación en la vida de toda mujer puede pasar por tener hijos, algo que no es sencillo de compatibilizar con la vida profesional del deportista, especialmente en el periodo de embarazo y en los meses o años posteriores. Por ello pasó recientemente una de las mejores tenistas del mundo, Serena Williams, quien dejó las pistas durante más de un año hasta su regreso al máximo nivel en 2018. Sin embargo, algunas deportistas se ven obligadas incluso a retirarse antes de lo deseado debido a las trabas que se les pone desde los equipos o a retrasar la edad en la que tienen hijos para poder competir durante los años en que mejor se encuentran físicamente. Aquella que decide ser madre, luego no tiene nada fácil recuperarse del embarazo y volver al estado de forma en que se encontraba previamente. En el mundo del ciclismo también hay casos de mujeres que no han parado de competir o que, nada más nacer su hijo, ya estaban entrenando sobre la bici. Al final, el principal condicionante es la actitud que tenga el equipo hacia sus corredoras y el apoyo que la dé en estos casos. De cara al año 2020 se va a dar un paso desde los máximos organismos ciclistas y se va a declarar la obligatoriedad de la inclusión en los contratos del derecho a baja por maternidad, así como de unos sueldos mínimos. Anna Pujol espera que esto no provoque que los sponsors se echen atrás por los mayores requisitos que supondrá para ellos patrocinar a los equipos. En su caso, en su vuelta al semiprofesionalismo de mano del nuevo equipo Eneicat se encuentra muy agradecida porque, a pesar de ser una estructura recién aparecida que ha empezado desde cero, cuenta con todo lo necesario para competir y entrenar pese a que tenga que mantener otro trabajo complementario para saldar los gastos que derivan de su vida personal.
Situación actual y principales diferencias y problemas (salarios, maternidad)
Afortunadamente no todas las diferencias con el ciclismo son debidas a aspectos negativos. La forma en que se corre en las carreras de mujeres resulta bastante distinta de la que se puede ver en las pruebas de hombres. Desde la salida hasta la llegada son pruebas con mucho movimiento y ataques de corredoras tanto de las favoritas como de aquellas que solo buscan probar suerte y que su equipo se deje ver. Las escapadas no suelen contar con grandes ventajas con respecto a un pelotón en el que no suele controlar la carrera un solo equipo. Es cierto que equipos como Boels Dolmans cuentan con muchas de las mejores corredoras y pueden actuar como Sky/Ineos, marcando el ritmo por su superioridad en cuanto al nivel. Lo mismo ocurre con Movistar en las carreras de Copa de España, pero
no es lo más frecuente en las grandes pruebas. Esto provoca que no sea fácil controlar una carrera para que se decida al sprint o que el pelotón se pueda fragmentar en muchos grupos mediada la etapa por los continuos ataques. No suele haber un equipo que tome la responsabilidad en solitario de llevar al pelotón a un determinado ritmo durante toda la mañana. En finales en alto o en clásicas de terreno pestoso es habitual que el grupo cuente con una o dos corredoras como máximo de cada equipo, por lo que las líderes no pueden depender de sus gregarias hasta el final. Por contra, el tipo de carreras, que en su mayoría son etapas llanas destinadas a decidirse al sprint o clásicas de un día en época de primavera, acaban premiando a un grupo selecto de corredoras que se desenvuelven bien en todo tipo de terrenos y que ganan la mayoría de pruebas World Tour del calendario. En él se incluiría a ciclistas de máximo prestigio como Anna Van der Breggen, Annemiek Van Vleuten, Marianne Vos, Amanda Spratt, Ellen Van Dijk, Katarzyna Niewiadoma o Elisa Longo Borghini. Para reducir la diferencia de nivel entre las corredoras que componen el pelotón, Adrián González vería positiva una mayor ‘enseñanza’ en las categorías de base, para que todas supieran gestionar los momentos clave de la carrera o controlar las escapadas.
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Anna Pujol, ciclista profesional del
equipo Eneicat Cycling Team.
Fuente: Javi Linares,
cedida por Anna Pujol
Pese a que las pruebas más duras suelen ser ganadas por una de las mejores, cada año aparecen nuevas ciclistas jóvenes que dan la sorpresa. Es por ello que a Isabel le encantan estas carreras en las que puede escaparse una corredora y ganar en solitario contra todo pronóstico, como ocurrió en el Mundial de 2017, en el que se impuso Chantal Blaak, compañera de selección de las dos favoritas. Ella prefiere las etapas impredecibles, algo que en las carreras masculinas no ocurre siempre debido a que los líderes cuentan en todo momento con cinco o seis compañeros rodeándole durante todo el día. “Está más equilibrado y hay más competitividad porque los equipos están al mismo nivel”, afirma Sara Martín. La estrategia es diferente y depende en gran medida del perfil de las corredoras que componen cada equipo. “Al no haber siempre televisión grabando ni tanto público viéndolo se piensan que es más aburrido, pero corremos siempre al ataque”, destaca Anna Pujol. Mariano palacios cree que una carrera femenina en televisión es igual de espectacular que una masculina ya que, pese a que por fisiología las distancias y velocidades medias son diferentes, se dan los mismos ataques, abanicos o sprints: “Desde el helicóptero no se distingue si son hombres o mujeres”.
La solución a muchos problemas del ciclismo femenino pasaría por la difusión de este, tanto entre aficionados que se acostumbren a seguirlo y disfrutar de ello, como de empresas que quieran adentrarse en él y patrocinar un equipo o una carrera. Por ello, los medios de comunicación juegan un papel fundamental a la hora de dar a conocer las noticias, resultados y logros que se producen en torno a él, tanto informando como retransmitiendo poco a poco más carreras. En 2018 Eurosport apostó por emitir más pruebas de las habituales, entre ellas los campeonatos nacionales, y tuvieron gran acogida, tanto en el número de espectadores como en la conversación generada en redes sociales. Otras carreras como la Setmana Valenciana optaron por la vía del streaming online y en los comentarios de la plataforma elegida, YouTube, había seguidores de diferentes países. Isabel únicamente pide que se les de la oportunidad y que ellas harán el resto en la carretera: “Si la gente no sabe de deporte femenino y ni siquiera lo retransmiten, sabrán aún menos. Si lo empiezan a retransmitir, la gente tendrá la posibilidad de elegir si verlo o no”. La pasada ‘La Course’ del Tour de Francia consistió en una única etapa, la cual se pudo a ver a través de la televisión, y no se decidió hasta los metros finales. Tras más de 100 kilómetros de espectáculo y cuatro ascensiones, incluida la Colombière, la holandesa Van Vleuten daba alcance y superaba casi en la línea de meta a Anna Van der Breggen. Los organizadores desearían que la visibilidad fuera cada vez mayor y que cada vez más medios lo incluyeran en sus contenidos, aunque admite que el coste de producir la realización de
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Retransmisión a través del canal de YouTube de SportPublic TV de la
primera etapa de la Setmana Valenciana. Fuente: YouTube
una carrera es enorme y que la apuesta es arriesgada en caso de no contar posteriormente con la audiencia esperada. Samuel Gil estaría encantado de poder narrar desde La 8 Burgos la Vuelta a Burgos de Féminas, pero sabe que a día de hoy es muy complicado que se consiga: “No podemos ser hipócritas. El deporte femenino, por desgracia, todavía no vende igual que el masculino. Es algo que tenemos que cambiar entre todos y cuanto más lo digamos, más cerca estaremos de que se produzca”.
“Al final lo que no sale por televisión y por los medios de comunicación, no existe. Los medios de comunicación tenemos un poco de culpa en eso, generamos y marcamos la parrilla de consumo a la que pueda acceder la gente”, reconoce Heri Frade. Según el periodista deportivo de la Cadena COPE, en España, el hecho de que Movistar haya creado una división femenina “ha sido un paso fundamental para que los aficionados y periodistas miremos de otra manera al ciclismo femenino español, que siempre ha estado ahí”. Ve, además, necesaria la inversión estatal, por lo que pide la creación de una ley de mecenazgo que ponga a nuestro país a la altura de otros Estados europeos más pequeños que generan muchas más deportistas de élite con muchos menos problemas. “Las chicas que ahora triunfan son muy quijotes y tienen que dejar de serlo ya”. Recuerda que desde los juegos olímpicos de Londres de 2012 son las mujeres las que están tirando del carro y están poniendo al deporte español en la élite en el termómetro de cada cuatro años que son los juegos olímpicos. Heri Frade cree que sería muy beneficiosa una apuesta global por el ciclismo femenino, similar a la que hacen empresas como Iberdrola, que apuesta por muchas ligas de mujeres, “para permitir que el ciclismo femenino alcanzase un nivel mayor que lo hiciera más atractivo y pasase a asentarse en nuestras vidas, nuestras querencias y apetencias a la hora de consumir deporte”.
Presencia mediática, carreras en televisión, nuevos equipos y creación de Movistar

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